jueves, 7 de agosto de 2014

Taconea desde Argentina

Supongo que el insomnio siempre lleva a los lugares perdidos del recuerdo y la recreación de la memoria. En mi caso me trajeron al blog... a los blogs, y no es que este se encuentre muy atrás en el tiempo, pero el otro, "La campana de cristal", tiene cosas que me hacen aún a la fecha destornillarme de la risa.

No creo que sea bueno regresar al "vómito", diría Onetti, aunque creo que él decía que los perros no vuelven a su vomito (creo que eso escribió alguna vez) y que por lo tanto él no regresaba a sus textos publicados. Pues pobre Onetti, no debió tener perro, porque sí que vuelven al vómito, o pobre de mi por tener tanta pereza y no buscar la frase original. El punto es que como buena perra que soy y más allá de Onetti, yo vuelvo a mi vómito de vez en vez, incluso hoy me dieron ganas de enviarle mensaje a mi primer ex-novio y saber cómo esta, disculparme por el drama y la confusión. Tener diecinueve años no me hacía para nada un ser muy pensante, me faltaba y me falta muchas cosas por vivir y por leer.

Mi blog "La campana de cristal" lo escribí cuando me pasaban cosas pero en sí no me pasaba nada. No sé realmente cómo explicarlo, supongo que era no solo la exageración y el deseo, sino también cierta realidad extra-dramatizada, sentía mucho en pequeñas acciones que lo detonaban todo. El blog lo inicié cuando recién estaba saliendo del closet, cuando tuve mi primer novio y mi primera ruptura, incluso por ahí mi ex dejó un comentario despectivo que me saca una sonrisa cada vez que lo leo, dice algo así: "Lucio, te están buscando en TVnotas". Me lo merecía, me metí con su vida y lo disfruté.

Muchas cosas ya no las disfruto, ya no me gusta escribir ficción, tampoco me sorprendo tan frecuentemente o creo que valga la pena documentarlo por escrito. Justo ahora estoy en Argentina y me han pasado cosas fantásticas, sin embargo ya no tengo ganas de relatarlas y exponerlas, las guardo para mí y mis amigos. Existen otras plataformas, el facebook y el pájaro azul, pero todo es breve e insustancial, además de controlado, sé que mi familia lo ve, mi novio lo ve, hasta mi casero y mis ex-profesores lo ven.

Aquí no lo ve todo el mundo, quizá algún ex, quizá alguien que se perdió en la web o un profesor sin escrúpulos. Aún así me gusta mucho el blog, sobre todo porque me cobija un poco cuando estoy solo.

Desde hace mucho tiempo que no estoy solo. Dejé de escribir cosas en mis blogs porque los acontecimientos pasaron, y lo digo con un poco de pedantería (lo sé) porque "La campana de cristal" sucedió, los extranjeros, las exposiciones, los tragos, el sexo, los besos, los chicos, la frustración por el arte, las enfermedades, la teoría, los amigos, las publicaciones, los viajes, el sexo otra vez, los libros, las salidas, las lágrimas, el vómito, el sexo una vez más, las nauseas, la habitación propia, la eterna depresión, todo sucedió, hasta las putas siguen pasando ahora.

En un giro inesperado escribí "La campana..." y después la viví. No sé si lo forcé, es probable, porque quería que pasara, y aunque no fue tan glamuroso, sí fue espectacular, y lo que sí me sorprende es que siga pasando.

Ahora me suceden más cosas de las que en su momento vivió Leonard, sobre todo en su eterna búsqueda del sexo y el amor. Muchas personas en su momento me hicieron muchos apuntes sobre la gran preocupación de Leonard por el sexo (y que su identidad se sujetaba a ello), pero ahora que lo leo recuerdo mi intención principal: hacer una parodia de "Sex and the city", algo imposible porque yo vivía (y sigo viviendo, salvo este breve momento en Buenos Aires) en una ciudad de provincia donde no pasaba nada y el ambiente gay se remite a salir a bailar en lugares snobs, ver "arte" en galerías de segunda y tener sexo. Un tiempo me llevé el blog a España y las cosas no cambiaron mucho.

Me sorprende el tiempo que dediqué a salir con hombres, coquetear y desnudarme frente a ellos, pero me hace feliz leerme hace un par de años y darme cuenta que cuando no lo tomaba con fatalidad al menos lo hacía con humor negro. Ahora aquí en Buenos Aires me invitan a salir y yo decido quedarme en casa a leer, quizá dentro de unos años me arrepienta, no siempre tendré 25, pero lo que siempre tendré es a mí mismo, y aunque se lee reiterativo, me ha costado un aproximado de seis años estar tranquilo con lo que voy siendo día a día, además de no deprimirme en cada instante.

Apenas inicia esta aventura en Buenos Aires, pero sobre todo, esto de trabajar como profesor, de ser investigador, de pelearme con las vacas sagradas de la filosofía, de publicar en revistas y de decirle NO a los círculos del arte de provincia, que no son más que eso, círculos que ruedan por sí solos en un espacio reducido. Estoy apenas iniciando mi primera relación longeva, la cual quiero que dure mucho más.

Soy joven y me han pasado muchas cosas, ¡TOMA ESA LEONARD! :)