sábado, 3 de diciembre de 2011

Melancholia

Curioso, hace poco más de dos semanas vi "Melancholia" de Lars von Trier. Me pareció muy buena, tanto en la fotografía como el guión, forma y contenido se mezclan para dar a luz una obra tenue pero depresiva, también hipnótica pero horrible, tanta belleza evocando un sentimiento no tan solo pesaroso, sino también conocido.

Digo que es curioso porque a pesar de aceptar que es una buena película y que me gustó (así, más allá de la objetividad, puedo decir que me gustó, con todo lo subjetivo) al finalizar el visionado pensé que le faltaba garra, fuerza, más ¿depresión? Ahí lo curioso.

Hoy me descubrí deprimido, es un hecho, es inamovible, es... la melancolía. Curioso que me pase ahora, que cada vez que piense y recuerde la película me diga a mí mismo "pero sí, así estoy ahora, así estuve hace unos meses atrás, así, así me sentí años atrás, así puedo llegar a sentirme muchas veces". Creo yo, cualquiera que haya estado deprimido puede saber por lo que el personaje de Justine (muy bien bordado por Kirsten Dunst) está pasando. Y no es que desee darme auges telenovelescos de "mi vida es un asco y todo está mal", no, la melancolía no es así, sencillamente te da y punto, no hay más. La depresión... bueno quizá no sé ni lo que tengo.



Tal vez no estoy deprimido, quizá un poco triste. Depresiones fuertes he tenido durante toda mi vida y esta no se asemeja a ninguna de ellas, esto es más ligero, más hipnótico, pero como el frío, se me cuela lentamente por los huesos hasta dejarme helado. No, no estoy un poco triste, estoy muy triste.

Puede ser porque hoy me di cuenta de varias diferencias con mi novio, no es que las ignorara del todo, pero ahora las siento fehacientes, palpables, "discutí" con él... ¿discutí? Más bien fue un intercambio de ideas y diferencias algo trunco, pero una discusión con todas sus letras no fue.

Después tuve que asistir a una fiesta de mi prima donde lo pasé mal, muy mal. Comida familiar, típica costumbre, típico rito social, yo deseaba salir de ahí cuanto antes, igual que Justine en la película, no encontraba el modo de disimular que "estaba bien". Sí, coquetee con la idea de dejar a mi novio, de perderme otra vez en la escritura deprimiéndome aún más, leer para navidad en mi habitación propia, olvidarme de todo y de todos, aceptar y decir (al igual que Justine) que la humanidad no vale nada, que merece morir, o mejor dicho, que ya hace mucho tiempo que lleva muerta.

Pensé en huir, ¿pero a dónde?, sin dinero, sin una carrera terminada, sin nadie que me reciba en otro lado. Pensé en la muerte. Pensé en Nicole Kidman y su personaje de Virginia Woolf en "Las horas" diciendo "¿Es verdad que con la muerte se acaba todo?", ¿es verdad? Pensé en mi amiga Aneta diciéndome "Entonces cuando cobran conciencia lo único que quieren es morir". Pensé en llorar, pero en ese instante, con todos sonriendo y a la vez ignorándome, sin pertenecer a ese mundo de charlas sobre celulares, chistes homófobos y adoración al Creador del universo, Señor o Dios todo poderoso. Sin ser parte de ello, me era imposible siquiera soltar una lágrima. No tenía escapatoria más que esperar...



No sé por qué al llegar a casa no pude llorar. Me puse a ver videos en el You Tube para ver si así, con cosas blandas me alegraba un poco, pero al menor descuido estaba viendo clips de "Las horas" y textos sobre la película de Lars von Trier. No sé a quién culpar, ¿a Lars von Trier por filmar una hermosa película que enmarca cosas horribles?, ¿a Amira, mi profesora, por ponernos esa película en clase?, ¿a mi mismo por engañarme con mi novio, mi familia? Me siento inadecuado, que no pertenezco a este mundo, que me la paso pensando en cosas innecesarias por recalcitrantes e intransigentes. "Pero soy joven", me digo, "Y al serlo creo tengo derecho a tener a esta edad, aunque sea un poco en este momento, ideales". Posiblemente me engañe.

Es fin de semestre, posiblemente eso me esta afectando. También no fue un semestre bueno y es mi último con clases, el siguiente lo dedicaré enteramente al servicio social, y aunque quizá tome algunas materias, no serán mi prioridad.

Puede ser que tan sólo necesite dormir, pero tengo tanto por escribir, igual me iré a la cama.

Lo más curioso es que a esta depresión que tengo también le falta garra, pero temo que se ponga más fuerte, no sé si podré soportarlo.

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