viernes, 26 de febrero de 2010

¡Hablas Woolfiano! ¡¿En verdad?!


Eh tenido una semana de lo más encantadora, cansada (como todas y como la de todos) me han pasado varias cosas, lugares interesantes, eventos no tan alucinantes pero sobre todo conocí gente extremadamente agradable, y más allá de eso, muy interesante.


Dos personas que hablan Woolfiano en una semana ¡DOS! ¿Pueden creerlo?, eso de que hablen Woolfiano con fluidez es increíble, tan fluido como yo, jajajajajajajaja… JAJAJAJAJAJA qué egocéntrico de mi parte, pero sólo conozco a la madre de María Ezcurra como una hablante del Woolfiano con mayor claridad, precisión y encanto de lo que yo podré alcanzar a esta edad, tengo hasta un poster de una ponencia que dio sobre Virginia Woolf antes de que yo naciera (creo)
Pero en fin, un chico y una chica, el primero es un encanto, no sólo por ser guionista, activista, gay y atractivo, sino porque pudimos hablar sobre “Las olas”, “Las Horas” y Michael Cunningham, además, sabe de Catherine Deneuve en su etapa más sexy (incluida la lésbica/vampírica, eso sí que es lindo ¿no les parece?) poco pude compartir por el tiempo, fue la punta del iceberg, pero para ser honesto una punta intelectual muy prometedora, me sorprendió la soltura con la que mencioné a mi querida Virginia y él habló sobre su novela más experimental (“Las olas”), quizá fuma como chacuaco pero eso poco importa pues es modesto a pesar de tener mucho de qué ufanarse.


Al día siguiente conocí a una chica interesantísima, muy seria a primer vista, pero después que entramos sobre materia, otra vez la Woolf pero aquí conjugada con la Plath y después Simone de Beauvoir y Jane Austen, me habló sobre su punto de vista sobre el ensayo “Un cuarto propio” de la Woolf y que en ese mismo momento estaba leyendo “Orlando” (pero qué sublime, fue lo que le dije) la mujer tiene una magnífica concepción de la literatura así como de la formación de una identidad quizá como algo personal más allá de lo político. Eso del ser o no ser mujer, si acaso la Woolf se equivoca (a pesar de su contexto victoriano) sobre la concepción de la literatura masculina como “neutral” y libre de “afecciones”. A la pobre casi no la dejé hablar, es que con la Woolf se me va la lengua (muchos de ustedes lo saben) pero la chica es magnífica, porque aún enferma (que según ella no estaba en sus cinco sentidos) hilaba ideas mucho mejor de lo que yo podía con dos cafés encima y en ayunas.


Y a la par, mucha más gente que no hablaba Woolfiano, pero que de documentales sabía mucho, de ficciones mucho más, de lenguaje cinematográfico, de movimientos políticos, de poetas que no había escuchado, de gente con quién hablar de Emma Thompson y Lars von Trier… cantar las canciones de Garbage y Jessy Bulbo así como mover la melena, claro, también conocí gente “pop” (como diría mi amiga Miri) “pop”ular que se siente muy portentosa, pero que las neuronas nada más no les hacen sinapsis, o sencillamente soy yo el prejuicioso.


Sigo comprobando mi teoría (tesis, razón de vida o lo que sea) las personas son lo importante, las personas hacen el lugar, las personas hacen que la vida sea hermosa aunque también más complicada, pero sobre todo, sólo con las personas se puede mantener un diálogo y recibir una respuesta inmediata. Ni la literatura o el cine (mátenme, ni el arte) sustituye al diálogo directo, y no saben cómo me hace feliz una buena charla.
"La campana de cristal" va algo retrasada, entre tanta cosa ya no sé ni de qué va... mi cabeza vuelve a ser un glorioso caos, como diría la diosa Eris, dulzura de mi vida.

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