miércoles, 17 de marzo de 2010

Satie, la melancolía y yo

Es curioso la forma en que cambian las cosas, mis estados de ánimo y el día en sí, todo en general. Hoy estaba feliz, de lo más feliz que se puedan imaginar. Un par de noticias dulces, otros comentarios agradables, más allá una mujer que sonríe, más acá yo muriendo de la risa. Pero ahora otra vez la confusión. Hoy les relataré de forma breve mi mayor temor, mi mayor aflicción. Soy cristiano, mi familia es cristianísima y yo hasta hace poco tenía una gran fe (o así me lo vendí) creía fervientemente en Dios, y no es que ahora deje de lado todo eso, pero me temo que cristiano no soy, no el que era antes. Después de salir de un clóset mental me sigo sintiendo culpable, me sigo sintiendo algo "anormal", soy un chico contra natura... y eso siempre me pesa tanto. Yo que creía (y creo) en tantas cosas, lo que más me duele es ser una mera contradicción.
Antes deseaba ser alguien estilo Catalina de Aragón o Thomas More, siempre congruente tanto de pensamiento como de acción, ambas cosas de la mano, así era yo antes: congruente.

Ahora me precupa todo nuevamente, un ligero comentario de una amiga muy querida me trae mis antiguas preocupaciones, no con la misma intensidad, pero preocupaciones al fin de cuentas. Cosas que son típicas para muchos pero a mí me calan en lo más hondo. Ya sea el fin del mundo, el arrebatamiento, la existencia de un cielo y un infierno, que antes me sentía protegido por Dios y ahora presiento me ha vomitado de su boca... son cosas, son cosas. No lo sé, no sé si otros chicos cristianos se sienten como yo, que cuando descubre que algo "no va bien" según los preceptos de Dios la única noción que tienen en la cabeza es querer tirarse por la ventana, terminar con la vida o perdirle a Dios que te la quite.

Satie me viene acompañando con su Gnossienne No.1... 2... 3... 4... 5... y me viene a la mente ¿no es sólo que me estoy engañando? Hoy hablé con Xany de lo bien que estoy... pero ¿y si no es así? Lo sé, si lo invocas bien que llega el sentimiento, como justo ahora, che Satie, hace que se me hiele la sangre y tenga ganas de derramar alguna lágrima, todo sea por lo bello, por lo que es, por lo que quiero ser y no puedo, por lo que soy y aunque me gozo al final no tengo más que miedo.

La fragilidad viene a mí. Soy como un bucle, como mis bucles jajajajajaja, la diferencia es que ahora ya aprendía a hablarlo y discutirlo, ponerlo en un blog (JO!) y quizá por egocéntrico, quizá como una fiel señal de comunicación, quizá porque quiero que me digan desde más allá en otra parte que alguien vive lo mismo que yo... que por un lado no se siente tranquilo ni en las iglesias ni en los lugares bohemios, que Dios les da paz, pero también la quita, que el arte inquieta y emociona, que gracias a todo eso se puede llegar al éxtasis (por muy pecaminoso que suene) que más allá alguien se sienten incongruentes y algo hipócritas por no ser 100% transparentes con su ideología, género y sexualidad. Que hay tanta confusión en el mundo pero nadie habla (bueno, pocos hablan, pocos escriben) y que Satie, aunque un total genio, puede hacernos pasar un mal rato.

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