sábado, 8 de mayo de 2010

El manual de la buena lesbiana no es sólo para mujeres


Hoy dentro de mis tantas lecturas escolares, la poderosa Lars nos dejó leer “Manual de la buena lesbiana” de Ana Francis Mor, me chuté el manual en dos sentadas, está muy ligero, te ríes, puse mis discos de Garbage y pues a darle con toda la música estridente y mis risas igual de locas pero esporádicas, la mujer tiene frases como “La conciencia no sirve para ser menos consumista, sólo sirve para amargarte el shopping”, “La marginación, no se dejen engañar, tiene sus delicias”, “Apreciar el valor de la frivolidad y entregarme sin culpas a disertaciones no muy complejas”, “Las personas homosexuales a veces tenemos que vivir dos veces: la vida que te enseñan y la que quieres vivir”, “La conciencia de la diferencia va de la mano con la conciencia de la supervivencia”, “El prejuicio es toda aquella idea preconcebida sacada de un imaginario absurdo que viene del miedo” “¡SACÚDETE LA TRISTEZA, QUE ES LA MADRE DE TOOS LOS CLÓSETS!”, “Yo quiero aprender a desear sin preguntarme si lo que estoy deseando es correcto, si no le afecta a nadie, si no es traicionarme a mí misma, si no tengo que pedirle permiso a Dios o al feminismo. Quiero aprender a desear para decirme que sí, para no preguntarme una maldita vez más si de verdad me lo merezco. Quiero decirme que sí merezco desear”, “A veces nomás nos conformamos con medio conservar la vida y pos eso no es vida”, “Con mi falta de fuerza apareció el miedo a morir. Pero con el miedo a morir desapareció mi miedo a vivir”

Ya notaron que la mujer tiene cierto folclore ¿no? En fin, pero lo que más me marcó y me ha hecho reflexionar es cuando habla de nuestro primer amor gay, dice: “Si la desgraciada esa fue el instrumento del destino pa´desatarugarnos, pues mandémosle unas flores para agradecerle y abramos los ojos”.
Lo que me dejó pensando en mi primer y único novio, pobre de él, ¿quién le tuvo que presentar a éste hombre tan dramático, histérico y errante de emociones como de pensamientos? La relación va pues que no funcionó, no sólo porque yo fuera un dramático, sino porque siempre tenía un sentimiento de culpa, de estar haciendo las cosas mal, de querer esforzarme mucho, pues caray que maté la relación y le dije cosas muy desagradables. Después corté todo contacto con él porque deseaba que las cosas se enfriaran; poco después me enteré que salía con alguien más y me dije que al menos él ya lo había superado, pero caray que nunca dudé que él lo superaría, yo era el retrapez.
Sin más creo que tengo mucho que agradecerle (ni tanto, pero sí bastante) porque él fue ese “instrumento del destino pa´desatarugarme” y mostrarme el camino JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJA, y la verdad no sé si lea mi blog, el otro lo hacía en su tiempo, no sé si lo siga haciendo, lo único que puedo decir es que recurrentemente intentaré volver a estar en contacto con él, porque eso de mandar flores no es lo mío, digo, ni siquiera sé donde vive.

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